Por José Núñez
El Partido de la Liberación Dominicana -PLD-, sin discusión la organización política más exitosa en toda la historia electoral dominicana, al parecer enfrenta la máxima que dice, las organizaciones tienden a la autodestrucción, tal cual pasa con los imperios después de un corto o largo período de mandato y control de un territorio determinado.
Y no fue por la reunión de su Comité Político -CP- del lunes 4 de marzo del presenta año, ahí lo que se analizó fue la ruta crítica que impone la ley electoral para las elecciones del 2020 y la obligación de adaptar sus estatutos internos a la misma.
Al tema latente de si la reelección presidencial irá o no, usted podía predecir y apostar «peso a morocota» que no lo iban a tratar en esta oportunidad, lo cual no es porque el señor presidente de la República, Danilo Medina, dijera que lo diría en marzo.
No puede nadie con buen juicio político creer que ese tema de la relección sería tocado, porque en ese CP en sentido general, no tienen independencia para involucrarse en este asunto con plena libertad, y aunque podían hacerlo, pero ya su jefe político coyuntural habló.
Es que ese CP del PLD se ha caracterizado últimamente por hacer mutis y darles largas a muchas cosas importantes de sus asuntos internos y de los temas nacionales, además de que estaría por verse si los 15 puntos que ellos firmaron en el año 2015 van a cumplir y respetar los faltantes, donde por cierto se incluyó el tema electoral con su famosa y repetitiva modificación exclusiva del artículo 124 con su transitorio acuesta de nuestra manoseada Constitución.
En este contexto, estos últimos 30 ó 35 días, a lo interno del partido morado se van a vivir momentos de preocupaciones y tensiones por el interés de definir quién será su candidato presidencial, donde todo viene porque, primero, algunos quieren volver a modificar la Constitución, y segundo, la candidatura de Leonel está muy bien posicionada.
Mientras que los otros aspirantes a la presidencia por el PLD, que en su totalidad coquetean con la docena de interesados, no son electoralmente hablando, «ni fu ni fa», lo cual ha definido la situación desde ya, es decir, que es Leonel, el que está habilitado y el mejor ponderado en las encuestas de prestigio, o es Danilo, al que la Constitución se lo prohíbe.
También, el CP firmó un documento donde ratificó no apoyar otra reelección de Danilo Medina, y para cerrar con broche de oro, el presidente se lo juró al propio papá Dios en un público de cientos de dirigentes de su Partido cuando lo proclamaron para su tercera aspiración presidencial, dos de las cuales fueron consecutivas.
Pero el meollo del asunto está en que en el PLD no se discute en el fondo el candidato presidencial para las próximas elecciones generales, la realidad es que, el seleccionado será el próximo presidente de la República para el cuatrienio 2020-2024. Obviamente, siempre y cuando prime la sensatez entre ellos, especialmente de quienes o quien manda, y no se dividan.
Puede pasar con el PLD lo inverso a lo sucedido con Noé y su Barca, que en 40 días se apertrechó con todo lo necesario para que las cosas no desaparecieran de la faz de la tierra, aunque en honor a la verdad, él estaba avisado. Pero por el lado del PLD, en 30 ó 40 días la obra cumbre del profesor Juan Bosch se puede dividir acarreándoles días inciertos.
Igualito que a Noé pero no con palabras divinas, la dirección del PLD en su más alto nivel jerárquico está avisada, y si no respetan sus propias reglas, los acuerdos ni las leyes sustantivas, el precio se paga y bien caro, no se debe olvidar nunca por ningún ser humano, «que no es lo mismo llamar al Diablo que verlo llegar».
Finalmente, cuidadito compai si por algunos, los menos, quererlo todo y por años prolongados, se quedan sin nada y con sus días grises.